Construcción de la plaza de mercado de Bello
Por Betty Ciro

En la imagen: Proyección de la plaza de mercado de bello. Imagen tomada de Telemedellin
Son casi las doce del medio día del sábado. Allí en la esquina, frente al lote donde otrora fuera la plaza de mercado, está doña Mary trabajando, como casi todos los días desde hace cincuenta años. Ella creció en la plaza de mercado, pues desde muy niña le ayudaba a un señor en su puesto de legumbres. Con el tiempo adquirió su propio puesto, se casó, tuvo tres hijos a quienes educó hasta ser profesionales. En principio, contó con la ayuda de su esposo y luego lo tuvo que hacer sola debido a su fallecimiento, hace 16 años.
Una mesa vestida como para un picnic, con su mantel de escocesa color verde, ya está desocupada, pero antes albergó las bandejas con la ensalada de repollo, además de las bolsas de habichuela, arveja y zanahoria en cuadritos que ya se llevaron a sus casas los usuarios que le compran a doña Mary y que le recriminan cuando no “abre su puesto”: “Me castigó ayer, perdí la venida”.
Es que doña Mary reconoce la necesidad de descansar y, por ello, “cierra” su puesto por lo menos una vez por semana, a veces dos; depende de si tiene que asistir a citas médicas u otras diligencias. De igual forma cuenta que las vacaciones para ella son sagradas. Una o dos veces al año se da una voladita así sea para Andes, donde vive la familia de su esposo, o para La Pintada. En algunas ocasiones se ha podido escapar a la Costa.
Reconoce que el trabajo en estos dos años, desde que los sacaron de la plaza, ha sido muy duro porque su puesto es ahora al sol y al agua; aunque cuenta con un parasol, este no es suficiente para las madrugadas lluviosas a las que desafía desde las tres de la mañana todos los días.
Ya está terminando de recoger las bolsas con lo que quedó de las ventas. Todo lo empaca en canastas de plástico que organiza luego en un carrito de mercado para llevar hasta la bodega donde las guarda y trabaja alistando lo del día siguiente. La bodega es el cubículo que les proporcionó la Alcaldía a los desalojados de la plaza mientras que se construye la nueva; claro que esto es para quienes no vendieron su puesto. Doña Mary levanta su mirada y exclama: “¿qué tal que yo hubiera vendido por 23 millones que era lo que ofrecían, y de qué sigo viviendo, entonces?”
Ella se siente esperanzada en que la construcción de la plaza avance, aunque dice no creer que la entreguen para diciembre, que supuestamente está presupuestado.
La social del proyecto
Manuela Bastidas es psicóloga al servicio del proyecto Técnicas Constructivas S.A.S, empresa que está a cargo de “la construcción de la plaza de mercado y obras complementarias del municipio de Bello”. Afirma que la obra hasta el momento ha avanzado normalmente y que está proyectada su entrega en diciembre, siempre y cuando no se presenten inconvenientes. En este proyecto, el municipio de Bello aportó el 80% y el departamento de Antioquia el 20%. Según la psicóloga, los comerciantes están optimistas y se mantienen informados de los avances de las obras. Cada semana, tres líderes de los comerciantes entran para observar en el terreno el avance.
Varios comerciantes no conocen el avance de las obras
Los comerciantes de la plaza de mercado, quienes ahora desarrollan su actividad en pequeños cubículos en el área de influencia del lote donde antes fuera la plaza de mercado y hoy, lugar de construcción de la nueva edificación, tienen sus reservas con el plazo fijado para la entrega de la obra. Aunque para los más “afortunados” la situación de sus negocios allí afuera no ha sido tan grave, para otros, como don Luis Guillermo Mejía, este tiempo ha sido especialmente complejo, porque él no cuenta ni siquiera con los cubículos para guardar los pocos racimos de plátano, guineo y yuca que aún lucha por comercializar.
Es que cuando estaba la plaza, don Luis Guillermo vendía su yuca y sus racimos en las afueras de ella, al lado de donde se parqueaban los motocargueros; hoy se ubica dentro del parque que está rodeado por la glorieta de La Madre. Igualmente, martes, jueves y viernes, este curtido luchador madruga a las 2 a.m. a la plaza minorista a comprar su surtido. Él no se muestra muy optimista con la construcción de la nueva plaza y, sobre todo, se pregunta: “¿con qué dinero vamos a pagar el arriendo de los puestos de la nueva plaza?” Y él mismo se responde: “¡para eso trabajaremos!”
Doña Matilde, la mona que vende pulpas
Con amplia sonrisa, doña Matilde se esmera porque las personas arrimen a su negocio a comprar las pulpas de variadas frutas, que están encarradas cuidadosamente en el congelador de una de sus dos neveras de buen tamaño en el puesto de venta.
Su lugar es diferente al de los demás, por su tamaño, por el piso que es de baldosa, por los estantes que guardan organizadamente los distintos productos. Colgados de los postes que sirven de apoyo al cubículo, se encuentran ovillos bien organizados de hilaza blanca, de fibra verde y amarilla utilizada para distintos amarres, desde tamales hasta bultos o cajas. Doña Matilde dice que ella los envuelve después de las dos de la tarde que baja el flujo de público.
A ella la Alcaldía le entregó tres cubículos porque su puesto en la plaza era muy grande, tenía hasta restaurante; sin embargo, le tocó poner tutela, (ella dice que le tocó demandar) para que le respetaran el tamaño de su negocio; adicionalmente, acondicionó su espacio, le invirtió, según afirma, cinco millones de pesos. Dice estar contenta con los frutos de su negocio: “la calle es la calle”, así que no le preocupa mucho si no entregan la plaza en el plazo prometido.
Las preguntas siguen estando latentes: ¿Se presentará algún inconveniente que demore o paralice la construcción de la plaza?
¿Por qué se diferencia tanto el plazo para la construcción de un centro comercial o cualquier edificación privada con una obra de este tipo?
¿Cuál es la garantía de que esta obra no sea un elefante blanco más de los muchos que existen en Colombia?
¿Se les respetará a los antiguos comerciantes su derecho a mantener el puesto en la nueva plaza de mercado por un precio asequible?
Amanecerá y veremos.