Por Cristina Arias Galeano

Ilustración: Laura Espinal
Sobre esta importante enfermedad tan de moda es muy necesario mencionar una breve definición de estos dos conceptos: estrés y cortisol, para que de esta manera se logre entender su íntima relación y el papel tan importante que representa en la vida.
Estrés: “Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”.
Cortisol: “Hormona corticoide reguladora del metabolismo de los hidratos de carbono. Es producida por la capa exterior de la glándula suprarrenal que se libera como respuesta al estrés y a un nivel bajo de glucosa en la sangre”.
El estrés es también el conjunto de alteraciones que se producen en el organismo como respuesta física ante determinados estímulos repetidos al que, a través de los años, se han ido sumando nuevas definiciones y algunas clasificaciones con los estudios, la más básica es: el estrés percibido solo por el cuerpo y el percibido por la mente que generalmente desencadena respuestas físicas. Para que se entienda mejor, un ejemplo: el estrés percibido por el cuerpo es lo que sucede en casos de un procedimiento médico–quirúrgico, en donde nuestro cuerpo está sometido a alguna cirugía, puede ser por una enfermedad crónica o aguda como un accidente de cualquier índole; la lista de medicamentos necesarios para el procedimiento en sí como anestésicos que te pueden lesionar el hígado, riñón, cerebro y todos los órganos que tienen la tarea de metabolizar (riñón, piel, pulmón), medicamentos analgésicos, antibióticos, oncológicos. Con este ejemplo, el objetivo es entender que existen situaciones que no están bajo control y que representan una elevada labor del cortisol, que hará que se agote rápidamente.
El estrés mental, este que sí puede estar bajo control, puede ser percibido o no, el que no se percibe está bajo la sombra del inconsciente; estrés percibido es aquel generado en nuestra parte consciente, aquí se incluyen casi todos los sentimientos negativos como la tristeza por pérdidas amorosas o muertes de personas cercanas; también las largas horas laborales y la falta de sueño u horarios no adecuados de descanso que ponen al cortisol y la melatonina a trabajar en momentos que no deben hacerlo. Además, no se puede pasar por alto aquí nuestra real actualidad, donde tenemos una mejor, íntima y estable relación con los aparatos tecnológicos llenos de luz azul incluidos en los factores de la radiación que hace que el cerebro no funcione adecuadamente. Súmele los frecuentes malos hábitos de vida, no hay conciencia en la alimentación, poco descanso y nada de deporte. Estos últimos son necesarios volverlos rutinas, porque son los que ayudarán al cuerpo a responder de la mejor manera cuando se vea sometido al estrés no deseado o planeado. Así que evidentemente todas estas situaciones son controlables.
Se está seguro que el estrés físico puede ser tan elevado que conlleve a un estrés mental y finalmente a una falta de energía hasta una depresión. Pero el estrés mental es ahora objeto de muchos más estudios y sobre todo después de una pandemia como el COVID 19, que sin duda alguna hizo flotar a la vista esta falta de control en las emociones, este estrés del cual muchas personas fueron víctimas fatales.
La cadena es estrés-miedo-ansiedad-depresión. ¿Y por qué hay miedo? Porque hay una cadena de pensamientos que no son controlables, y esto lleva a esa ansiedad de no saber qué va a pasar, se agota tanto a la mente tratando de solucionar eventos muy difíciles en ese instante y la mente se sumerge en un lago de depresión, como agua estancada, sin ver por dónde debe o podrían fluir todos estos pensamientos negativos.
Si se logra concentrar la atención de todas estas situaciones, se definirán mejor las enfermedades que todos hemos visto, como lo es la pérdida de peso, infartos, cáncer, bruxismo, migraña, miopatías, anomalías del sistema inmune, trastornos tiroideos, enfermedades gastrointestinales y reumatológicas, etc. Todas estas manifestaciones del cuerpo, se reducen a una excesiva estimulación del cortisol.
Y ahora que va logrando entender con esta corta explicación los factores que estresan al cuerpo y sus múltiples manifestaciones, quizás sea hora de empezar con el tratamiento y/o medicina que se tiene al alcance. Si percibe todos estos factores que podemos controlar, volver la mirada hacia adentro, y hacer consciente lo inconsciente, llega el momento de empezar con la práctica del Mindfulness: parar, observar, respirar…
Y aquí hay un concepto que quizás ayude bastante: debemos tomar la enfermedad como camino, porque este estrés es simplemente señal de que algo está pasando en su cuerpo. Así que antes de decidir ir al psicólogo o psiquiatra (antes de pensar que esta es la única solución para el estrés), más bien hay que volverse experto en percibir la vida, en respirar el momento, volver al origen, en comprender de una manera contemplativa el propósito de vida. Y antes de pensar que la lista de pastillas serán la solución a todos los problemas y que pueden generar una adicción, tomemos el control de nuestros pensamientos y busquemos el origen de estos. Es la mejor manera de entender que producir una ansiedad es solo pensar en cosas que quizás nunca van a suceder. Y es el momento de entender que la máquina corporal es de vital importancia, y siempre hay que cuidarla, con todo lo que puede entrar, con toda esta información que le llega cada día y no solo los pensamientos, sino también la información que le llega a través de los alimentos. No olvidar el llamado a evitar las harinas (carbohidratos) refinadas, a botar a la basura el azúcar refinado y todos los productos con azúcar añadidos, y olvidarse de tener en su casa aceites vegetales inflamatorios que lo único que hacen es sumar a la lista de razones para que su cuerpo siempre esté estresado e inflamado de una manera crónica y difícil de ser controlada.