Perú: la necedad como forma de gobierno

Por Fredy Márquez Véliz

En la foto: Banda unificada de músicos de Juliaca, Perú que, entre otras, acompaña el proceso de rebelión del pueblo. Tomada de de youtube.

Por Fredy Márquez Véliz

Perú vive los momentos más trágicos de su historia. La respuesta multitudinaria al fascismo iniciada en el sur del Perú ha sido categórica frente al golpe de Estado del legislativo al presidente Castillo, el siete de diciembre del año pasado. Este hecho inédito e ilegal originó una imparable ola de movilizaciones en todo el país que reclama el retorno a la democracia y nuevas elecciones. La respuesta del gobierno de facto no se dejó esperar y en un intento insano de escarmentar la supuesta “inconducta” popular, disparó a matar, dejando el lamentable saldo de setenta personas muertas y 1.500 heridos. Esta suma puede aumentar dramáticamente, debido a que recién llegan reportes de los más alejados rincones del país (ahí donde el internet fue cortado deliberadamente por el gobierno) que denuncian excesos mortales de la Policía de esos lugares.

Actualmente, los enfrentamientos han bajado en intensidad, porque después de casi tres meses de incesantes movilizaciones, es necesaria una pausa para repensar la táctica que nos obliga la coyuntura, pues el gobierno de facto utiliza una artera política del desgaste, ignora la realidad y gobierna como si en el Perú no hubiese pasado nada. Están jugando con nuestras expectativas porque la presidenta Boluarte asegura que no renunciará debido a que, según ella, con este acto no se gana nada, y por eso no está en sus planes hacerlo; por su parte, el legislativo argumenta que ellos han sido electos hasta la culminación de su mandato constitucional el 2026.

A nuestro entender, esta es una trama debidamente calculada para adormecer la lucha popular y, mientras tanto, aprovechar los masivos medios de comunicación, a su total disposición, para seguir tergiversando la realidad. En el obcecado afán del poder por el poder, no tienen una adecuada lectura de la situación política y menos aún del sentimiento actual del pueblo peruano, que se expresa a través de la medición estadística de desaprobación que llega en el caso del Poder Ejecutivo al 90% y en el caso del Poder Legislativo a un 92 %.

Los fascistas sacan a miles de policías en todo el país para marchar sin armas y en perfecta disciplina, dizque para defender la democracia; los altos mandos militares, que le deben obediencia a la presidenta de facto, pues teóricamente es la comandante en jefe de las fuerzas armadas, hablan por ella en nombre del estado de derecho, amenazando subliminalmente. Hordas de paramilitares van descaradamente a las casas de periodistas independientes y críticos a la dictadura, para echar basura e insultar sin consideración a las familias. Frente a esta violencia, la autoridad establecida no dice ni hace nada. No se queda atrás la curia que, desde el púlpito, hipócritamente, hace llamamientos a la paz sacando a la calle católicos con camisetas blancas gritando furibundamente no al terrorismo. Estos hechos nos demuestran que la lucha de clases, que es intrínseca a nuestro desarrollo político, está alcanzando niveles de contradicción impredecibles, debido a estas desatinadas acciones gubernamentales.

Provocaciones además torpes, porque anuncian públicamente que darán bonos económicos extraordinarios a las fuerzas policiales por haber cumplido con su deber, burlándose, de esta manera, de las decenas de muertes que, según las necropsias médicas, han sido causadas por efecto de las balas de uso policial. Por estas razones, los representantes del Estado viven encerrados en su infame burbuja. No salen de Lima, capital de Perú, porque cada vez que tratan de llegar a alguna región son abucheados y desalojados por la indignación popular, que no acepta dignamente los bonos de dinero que el gobierno ofrece para reanudar actividades. Se encuentran atrapados en su avaricia, porque aprovechando el poder conseguido por la fuerza, están legislando en su favor y en el de sus patrones.

Por ejemplo: la exoneración tributaria de miles de millones de dólares por cinco años en favor de las empresas mineras y de hidrocarburos, en general a las transnacionales; o la carta libre al funcionamiento de universidades fraudulentas que no tienen una calificación académica adecuada, pero que entregan miles de títulos universitarios a alumnos que son estafados con esta modalidad educativa. En el caso de los trabajadores, pretenden aumentar la edad de la jubilación a los 75 años y seguir flexibilizando aún más las precarias condiciones de trabajo existentes. Nada los detiene, pues se sienten protegidos por la violencia vestida de democracia.

¿Qué hacer?

La lección para los trabajadores y el pueblo es que, en estas etapas críticas, la unidad no debe ser retórica, debe ser un imperativo. Cualquier disenso bordea la traición misma, debido a que es urgente una mejor articulación entre trabajadores y organizaciones populares para lograr movilizaciones compactas, potentes y sostenidas. Los dirigentes entendemos que estamos pasando a una nueva etapa de la confrontación política, dejando atrás la lucha meramente reivindicativa; por eso mismo tenemos que identificar y señalar a los causantes de esta etapa negra de nuestra historia, sean estos de derecha o izquierda. Si ellos no dan tregua nosotros tampoco, porque estamos convencidos de la justeza de esta lucha y de nuestra razón histórica.

Les dejo unos estribillos que muchas bandas musicales –pues esta lucha también está acompañada por nuestra música– cantan e interpretan como el himno de la actual rebeldía popular.

Ya toda América conoce el nombre de la tristemente célebre Dina Boluarte –que ya la llaman Dina balearte– la cual es la “presidenta encargada” por la actual tiranía oligárquica que se apoderó del gobierno tras el apresamiento del presidente Castillo. Como ella centra toda la atención respecto de la represión y crímenes instaurados por el espurio régimen actual, a ella le dedican, malamente, las letras de las canciones, así: «Esta democracia/ya no es democracia/Dina asesina/ el pueblo te repudia». “¿Cuántos muertos quieres/para que renuncies? /Dina asesina/el pueblo te repudia”. “Sueldos millonarios/para los corruptos/balas y misiles/para nuestro pueblo”.

Estas y más canciones relacionadas con las actuales movilizaciones peruanas, las pueden escuchar en este sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=JiT-34Mj7PU&t=247s

Actualmente, los enfrentamientos han bajado en intensidad, porque después de casi tres meses de incesantes movilizaciones, es necesaria una pausa para repensar la táctica que nos obliga la coyuntura, pues el gobierno de facto utiliza una artera política del desgaste, ignora la realidad y gobierna como si en el Perú no hubiese pasado nada. Están jugando con nuestras expectativas porque la presidenta Boluarte asegura que no renunciará debido a que, según ella, con este acto no se gana nada, y por eso no está en sus planes hacerlo; por su parte, el legislativo argumenta que ellos han sido electos hasta la culminación de su mandato constitucional el 2026.

A nuestro entender, esta es una trama debidamente calculada para adormecer la lucha popular y, mientras tanto, aprovechar los masivos medios de comunicación, a su total disposición, para seguir tergiversando la realidad. En el obcecado afán del poder por el poder, no tienen una adecuada lectura de la situación política y menos aún del sentimiento actual del pueblo peruano, que se expresa a través de la medición estadística de desaprobación que llega en el caso del Poder Ejecutivo al 90% y en el caso del Poder Legislativo a un 92 %.

Los fascistas sacan a miles de policías en todo el país para marchar sin armas y en perfecta disciplina, dizque para defender la democracia; los altos mandos militares, que le deben obediencia a la presidenta de facto, pues teóricamente es la comandante en jefe de las fuerzas armadas, hablan por ella en nombre del estado de derecho, amenazando subliminalmente. Hordas de paramilitares van descaradamente a las casas de periodistas independientes y críticos a la dictadura, para echar basura e insultar sin consideración a las familias. Frente a esta violencia, la autoridad establecida no dice ni hace nada. No se queda atrás la curia que, desde el púlpito, hipócritamente, hace llamamientos a la paz sacando a la calle católicos con camisetas blancas gritando furibundamente no al terrorismo. Estos hechos nos demuestran que la lucha de clases, que es intrínseca a nuestro desarrollo político, está alcanzando niveles de contradicción impredecibles, debido a estas desatinadas acciones gubernamentales.

Provocaciones además torpes, porque anuncian públicamente que darán bonos económicos extraordinarios a las fuerzas policiales por haber cumplido con su deber, burlándose, de esta manera, de las decenas de muertes que, según las necropsias médicas, han sido causadas por efecto de las balas de uso policial. Por estas razones, los representantes del Estado viven encerrados en su infame burbuja. No salen de Lima, capital de Perú, porque cada vez que tratan de llegar a alguna región son abucheados y desalojados por la indignación popular, que no acepta dignamente los bonos de dinero que el gobierno ofrece para reanudar actividades. Se encuentran atrapados en su avaricia, porque aprovechando el poder conseguido por la fuerza, están legislando en su favor y en el de sus patrones.

Por ejemplo: la exoneración tributaria de miles de millones de dólares por cinco años en favor de las empresas mineras y de hidrocarburos, en general a las transnacionales; o la carta libre al funcionamiento de universidades fraudulentas que no tienen una calificación académica adecuada, pero que entregan miles de títulos universitarios a alumnos que son estafados con esta modalidad educativa. En el caso de los trabajadores, pretenden aumentar la edad de la jubilación a los 75 años y seguir flexibilizando aún más las precarias condiciones de trabajo existentes. Nada los detiene, pues se sienten protegidos por la violencia vestida de democracia.

¿Qué hacer?

La lección para los trabajadores y el pueblo es que, en estas etapas críticas, la unidad no debe ser retórica, debe ser un imperativo. Cualquier disenso bordea la traición misma, debido a que es urgente una mejor articulación entre trabajadores y organizaciones populares para lograr movilizaciones compactas, potentes y sostenidas. Los dirigentes entendemos que estamos pasando a una nueva etapa de la confrontación política, dejando atrás la lucha meramente reivindicativa; por eso mismo tenemos que identificar y señalar a los causantes de esta etapa negra de nuestra historia, sean estos de derecha o izquierda. Si ellos no dan tregua nosotros tampoco, porque estamos convencidos de la justeza de esta lucha y de nuestra razón histórica.

Les dejo unos estribillos que muchas bandas musicales –pues esta lucha también está acompañada por nuestra música– cantan e interpretan como el himno de la actual rebeldía popular.

Ya toda América conoce el nombre de la tristemente célebre Dina Boluarte –que ya la llaman Dina balearte– la cual es la “presidenta encargada” por la actual tiranía oligárquica que se apoderó del gobierno tras el apresamiento del presidente Castillo. Como ella centra toda la atención respecto de la represión y crímenes instaurados por el espurio régimen actual, a ella le dedican, malamente, las letras de las canciones, así: «Esta democracia/ya no es democracia/Dina asesina/ el pueblo te repudia». “¿Cuántos muertos quieres/para que renuncies? /Dina asesina/el pueblo te repudia”. “Sueldos millonarios/para los corruptos/balas y misiles/para nuestro pueblo”.

Estas y más canciones relacionadas con las actuales movilizaciones peruanas, las pueden escuchar en este sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=JiT-34Mj7PU&t=247s

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