El pueblo peruano y los trabajadores en su hora más crucial

Por Fredy Márquez Veliz

Las comunidades indígenas contra la dictadura, Imagen tomada de dailysabah.com

¿Por qué no reconocemos a un gobierno ilegítimo, fruto de la componenda y la traición? Porque desde que se conocieron los resultados de las elecciones peruanas de junio de 2021, los grupos de poder locales, en claro contubernio con las transnacionales que operan en nuestra patria, utilizaron todos los medios a su alcance, que son muchos, para desestabilizar la decisión popular de elegir un gobierno diferente. Encabezó esta santa alianza en el legislativo un grupo de ex militares de abierto pensamiento fascista que le imprimó prepotencia al discurso, secundados por políticos logreros e inescrupulosos.

No fueron solo ellos, también estuvieron involucrados empresarios de todos los gremios como la Sociedad Nacional de Industrias, la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP), la Cámara de Comercio, la prensa concentrada que perdió momentáneamente los jugosos contratos publicitarios que el Estado les pagaba regularmente y, para ponerle la cerecita a este pastel reaccionario, la jerarquía de la iglesia católica que ha visibilizado su opción ahistórica, contraria a los intereses de los más pobres. No pasamos por agua tibia el papel de la embajada de Estados Unidos en esta patraña calculada con la debida anticipación.

Lo arriba descrito es irrebatible, pues los hechos que están sucediendo cada día que pasa evidencian esta alianza reaccionaria contra el pueblo, el mismo que aún se encuentra en proceso de consolidar su unidad. Si algo hay que reconocerle a esta derecha fascista es que evidenció directamente sus intenciones de vacar al presidente Pedro Castillo desde el momento mismo de su juramentación, y fieles a sus intereses de clase, iniciaron una campaña de demolición de la imagen presidencial que al final rindió los frutos que hoy sufrimos como sociedad. Contaron, para lograrlo, con la indirecta complicidad de un gobierno timorato, carente de reflejos y sin la autoestima necesaria para responder debidamente a las provocaciones, abiertamente descalificadoras y racistas de los supremacistas en el legislativo. Setenta ministros destituidos en año y medio es una barbaridad y en este caso no podemos echarle solo la culpa a la oposición, ya que fueron errores propios de la gestión de un presidente que se dejó manipular por un entorno sin noción de país y, todo indica, con proclividad a permitir la corrupción.

La situación actual

Estos son los antecedentes de la convulsión social que azota nuestro país, que han causado, por el momento, más de setenta peruanos asesinados con premeditación, ventaja y alevosía, solo por haber hecho uso del derecho a la protesta. Esta se inició luego de la última presentación oficial del ahora expresidente el siete de diciembre del año pasado, cuando en un acto fallido, sin ninguna coordinación, anunció al país la disolución del Congreso de la república y la convocatoria a nuevas elecciones. Con este gesto irresponsable, entregó los argumentos necesarios al Poder Legislativo que ejecutó la vacancia presidencial y, de paso, coludido con el Poder Judicial, dispuso su detención carcelaria. Hay que anotar que ambos actos, el del cierre del Congreso y la vacancia del presidente carecen de legalidad, debido a que se obviaron los procedimientos más elementales que establece la ley para estos casos, por lo tanto, las decisiones que toman los actuales gobernantes son nulas en derecho.

El mismo día en que fue encarcelado el presidente Castillo, se iniciaron las protestas en la región sur del país, la misma que votó con altísimas cifras por el cambio que representaba la propuesta izquierdista ofrecida en la campaña electoral, hecha por el partido que ganó las elecciones, Perú Libre. La respuesta a las masivas movilizaciones fue la represión y el uso desmedido de la fuerza. Para justificar esta insania, apelaron al recuerdo del conflicto interno que soportó el Perú en la última veintena del siglo pasado que, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional, dejó aproximadamente setenta mil muertos.

Como se sabe, Ayacucho es la región donde se iniciaron las acciones terroristas de Sendero Luminoso, lo cual le sirvió al régimen de Dina Boluarte, anterior vicepresidenta de Castillo, para usar el falso pretexto de la asonada terrorista y desatar la represión sangrienta contra nuestro pueblo; realizaron matanzas en Ayacucho, Juliaca, Arequipa, Huancavelica, Apurímac, Ica y Cusco. El mensaje recurrente y alevoso de los medios de comunicación burgueses es que Sendero Luminoso ha renacido y quiere tomar el poder.

Reflexión y acción popular

¿Qué hay detrás de este afán aparentemente insensato de permanecer en el poder, aun si esto significa ensangrentar nuestra patria? En realidad nada nuevo, dado que sus acciones responden a una perfecta lógica capitalista, expresada en el hecho de seguir entregando indiscriminadamente todos los recursos naturales posibles, incluido el litio recién descubierto, a las transnacionales que operan en nuestra patria y, también, prorrogar las corruptas concesiones que se hicieron en la época del dictador Fujimori, que vencen este año.

En lo político, significa iniciar una era de gobiernos dictatoriales que protejan la “democracia” en esta parte geoestratégica del continente. No podemos dejar de mencionar la firma de la Carta de las Américas o la creación del Grupo de Lima, realizada por los más conspicuos representantes de la ultraderecha peruana. Apuntala esta afirmación el hecho que los procedimientos para terruquear (acusar de terroristas comunistas a quienes critican el modelo económico) los intentos del pueblo para llegar al poder, o para mantenerse en él una vez que gana democráticamente ese derecho, han sido petardeados utilizando los mismos procedimientos en Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile.

El fascismo es el sinónimo de brutalidad e ignorancia. Quedó demostrado cuando la policía y el ejército invadieron el campus universitario de la Universidad Nacional de san Marcos el 22 de enero, y detuvieron a 190 personas, según dicen, para encontrar delincuentes o indicios de la fabricación de armas para asesinar policías. El mundo observó consternado cómo los estudiantes fueron vejados y encarcelados como delincuentes comunes. Luego de la evaluación de la Fiscalía no se encontró ni un solo caso de integrantes de células terroristas o vinculados a ellas.

Así como están las cosas y a pesar de nuestra debilidad organizativa, los trabajadores cumplimos un papel de vanguardia en las movilizaciones y en Arequipa, por ejemplo, la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA) es el eje centralizador de las organizaciones de base y preside el Comando de Lucha que tiene las cosas muy claras, en el sentido que la confrontación contra el fascismo puede tener retrocesos o avances, pero en todos los casos ha quedado establecida la importancia de tener conciencia política de los sucesos económicos que confrontamos. Debido a eso hemos iniciado un proceso de acumulación de fuerzas en el entendido que la lucha es de corto, mediano y largo alcance

¿Qué es lo que pedimos? Específicamente la renuncia de la presidenta interina Dina Boluarte, el cierre del Congreso, nuevas elecciones, investigación y castigo de los crímenes, libertad para todos los detenidos y Asamblea Nacional Constituyente. Los sindicalistas y el pueblo no renunciaremos a nuestros derechos.

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