Por Álvaro Lopera

Nazis ucranianos, Tomada de: diario octubre.com
La Asamblea General de la ONU adoptó el jueves 15 de diciembre de 2022 la resolución “Lucha contra la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”. La propuesta fue presentada por Rusia con el apoyo de Azerbaiyán, Bielorrusia, Venezuela, Camboya, Corea del Norte, República Centroafricana, Cuba, Guinea Ecuatorial, Laos, Mali, Nicaragua, Pakistán, Sudáfrica, Sudán, Siria y Vietnam.
Esta resolución, que refleja la preocupación de los Estados por «cualquier forma de glorificación del movimiento nazi, el neonazismo y los antiguos miembros de la organización Waffen SS, incluida la erección de monumentos y memoriales y la celebración de manifestaciones públicas con el fin de glorificar el pasado nazi, el movimiento nazi y el neonazismo», se votó y se ganó en la ONU por mayoría (120 países), muy a pesar de toda Europa (salvo Serbia), Estados Unidos, Ucrania, Japón y Canadá.
Es un hecho histórico que se haya opuesto “la meca de la cultura occidental”, además de las anteriores potencias nazis –Alemania, Japón e Italia–, mostrando no solo el antagonismo con Rusia sino el reactivamiento institucional del apoyo al fascismo ahora en las puertas del horno de la guerra ruso-ucraniana y de la gran recesión que se vivirá en firme en 2023, como producto de un gran estancamiento económico irreversible desde la crisis financiera de 2008.
Las múltiples medidas que se han tomado contra Rusia por la invasión de Ucrania, han servido de telón de fondo para ocultar la gran simpatía que Europa y Estados Unidos sienten por los nuevos movimientos neonazis y posfascistas, que siempre han sido el freno de mano del capitalismo en sus grandes crisis.
Antecedentes
Por todos es sabido que la OTAN, gestora de esta guerra subsidiaria que está desarrollando contra Rusia en Ucrania, en procura de la destrucción y división de Rusia y del impedimento del ascenso de China como cabeza visible del antihegemonismo norteamericano, está animando la extensión en el tiempo de este conflicto que en estos últimos meses se ha agravado con la entrega de equipo militar sofisticado tal como los lanzamisiles Himars de gran alcance, los tanques Abrahms M1 norteamericanos y los Leopard 2A6 alemanes. Esto va llevando a que el Reloj del Juicio Final, del Boletín de los Científicos Atómicos, mueva sus manecillas de 100 segundos a 90 segundos del apocalipsis, pues están latentes la amenaza nuclear como resultado o desarrollo de esta guerra y el cambio climático mundial, entre otros.
En Ucrania existe un gobierno simpatizante del viejo nazismo banderista. Stepan Bandera –nombrado héroe nacional ucraniano en 2010 por el presidente Víktor Yukashenko– era un nacionalista ucraniano anticomunista que peleó fieramente al lado de las hordas hitlerianas cuando estas invadieron la Unión Soviética en 1941. Este personaje lideró las matanzas de rusos, polacos, húngaros que han poblado por centenas de años esa Ucrania que en el año 867 dio origen a la actual Rusia. Después de la segunda guerra mundial se puso al servicio de la Central de Inteligencia norteamericana, promoviendo atentados y crímenes contra la URSS, hasta que fue dado de baja en 1959. Cientos de miles murieron en esa carnicería que ahora es olvidada convenientemente en la historia oficial de Occidente. La Deutsche Welle alemana se jactaba en abril de 2022, en un reportaje sobre Ucrania, de que el 74% de la población admiraba al nazi Bandera.
La lucha interna en la ONU y la memoria histórica
En diciembre de 2020 se votó y ganó estruendosamente el voto de no a la glorificación del nazismo, dejando como evidencia histórica el voto negativo de Estados Unidos y Ucrania y la abstención de la mayoría de países de la Unión Europea y Gran Bretaña. Pero ahora, los anteriores abstencionistas se volcaron a negar el voto a algo urgente en estos tiempos: el veto al ascenso neonazi en Europa y en muchos países del mundo.
El marxista búlgaro Jorge Dimitrov había denunciado al fascismo como la dictadura terrorista de las clases dominantes capitalistas, y por ello había convocado a todas las mujeres y hombres demócratas y revolucionarios a sumarse al rechazo de este en el marco del ascenso del fascismo en Alemania e Italia. Él lo había visto surgir en Bulgaria en el año 1918 y, posteriormente en 1923, dirigió la primera insurrección antifascista del mundo. Fue acusado injustamente por Hitler de haber planeado el incendio del Reichstag alemán.
Hitler triunfó políticamente en Alemania en 1933 con el apoyo de las burguesías alemana, norteamericana e inglesa, y Mussolini se mantuvo en el poder hasta muy entrada la segunda guerra mundial, pues el capitalismo se movió con suprema lentitud para evitar que este avanzara en España y en África. Después, Estados Unidos, una de las potencias vencedoras de la segunda guerra mundial, en asocio con las clases dominantes europeas y la OTAN, apañaría el poder fáctico del fascista Francisco Franco en España desde 1939 hasta su muerte en noviembre de 1975.
Solo cuando ese poder fascista mordió la mano que lo alimentaba, entró en firme el poder occidental contra él, sin querer por ello decir que la victoria en esa guerra se debió a las potencias occidentales. Derrotadas las potencias del eje fascista, Alemania, Italia y Japón, lo que debió seguir fue el tratar de evitar, de una vez por todas, que ese peligro que había dado pie a la muerte de casi 60 millones de personas en el planeta, se volviera a repetir. Pero no, peor, lo que siguió en Occidente fue la incorporación de los cuadros nazis del partido nacionalsocialista alemán a los cuerpos de inteligencia de Estados Unidos, a la dirigencia de la OTAN, y a la industria europea principalmente en la nueva Alemania, que, como ave fénix, surgió de las cenizas de su propia destrucción incorporándose a ese cuerpo armado en el año 1955.
Y entre bambalinas, el mundo reacciona
El declive norteamericano, imparable y demostrable con esta guerra, se refleja no solo en esta votación sino en la votación que se hace cada año en el mes de noviembre contra el bloqueo a Cuba. El mundo cambia de aguas; el dólar empieza a ser golpeado con políticas soberanas de comerciar con monedas nacionales; África no se inmuta con las amenazas gringas de bloquear cuentas bancarias y no invertir si China y Rusia se sostienen en ese continente, y hasta el gran socio que dio origen al petrodólar, Arabia Saudita, se levanta, se voltea y se acerca a la mesa china. Y Latinoamérica empieza a hablar de una moneda propia.
¿Le llegó la hora al imperialismo norteamericano y a su mundo basado en las reglas del “Destino Manifiesto”? Tal vez no ahora, pero su declive es imparable y, por tanto, representa un gran peligro para la humanidad.
Esperemos que puedan devolverse un tanto las manecillas de ese Reloj del Juicio Final con los grandes traspiés del imperialismo occidental que se ven venir en todos los escenarios geopolíticos y geoeconómicos.

Reloj del juicio final, Tomada de: http://www.newatlas.com