Po Roger Arias

La tensión que hasta hace pocas semanas se centraba en el conflicto Irán – EE UU por el asesinato de Qasem Soleimani, se desplaza ahora a la frontera Turco-Siria. ¿Qué ha sucedido? Al parecer los intentos de las distintas coaliciones anti-Siria han fracasado y el ejército oficial de Bachar Al-Asad amenaza con recuperar la totalidad del territorio ocupado por fuerzas terroristas apoyadas por Arabia Saudí, Turquía, EE.UU y algunos países europeos. Las tropas de Al-Asad avanzan en estos momentos con firmeza tomando control casi total de Idlib, bastión de las fuerzas de oposición, y generando una tensión muy fuerte entre las potencias aliadas de uno y otro lado: Rusia, Irán, China, Estados Unidos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes.
La supuesta autocracia de Bachar Al-Asad en Siria
Recientemente han salido a la luz pública documentos secretos que explicarían la manipulación de la que fueron objeto algunos medios occidentales para fabricar la primavera árabe en Siria. Según Thierry Meyssan en el portal Voltaire.org, un periodista de nombre: “…Ian Cobain acaba de publicar en la publicación online Middle East Eye varios documentos oficiales británicos que nos permiten ver más claramente de qué manera Londres intoxicó masivamente a un gran número de periodistas de buena fe y después se retiró del conflicto. En 2016, Ian Cobain ya había publicado en el diario británico The Guardian cierto número de revelaciones sobre cómo el MI6 (Servicio de Inteligencia Británica) organizó esta operación contra Siria”.
Ya sabemos que para la guerra contra Irak se desplegaron ingentes campañas sobre la posible tenencia de armas de destrucción masiva de las fuerzas iraquíes; y para el caso de Siria el despliegue tomó como referencia los ataques químicos que supuestamente Bachar Al-Asad utilizó sobre su población a fin de acallar las protestas en contra de su gobierno. Hasta hoy no se ha podido confirmar que estos ataques se hubiesen producido en la realidad, ya que las fuentes que los divulgaron al mundo fueron las auspiciadas por el M16.
¿Y Turquía?
El papel de Turquía en el actual conflicto contra Siria se remonta a los tiempos de la contención: este periodo de la guerra fría consistió en la estrategia que EE.UU implementó en el mundo para contener el avance ideológico y estratégico del socialismo más allá de sus fronteras. El presidente Harry Truman en la década del cuarenta insistió ante el Congreso en que, de no apoyar a Grecia y a Turquía, el avance del socialismo sería inminente. Y justo en 1947 nace en Siria el Partido Baaz Árabe Socialista, que comparte con la izquierda mundial sobre todo el sentimiento antiimperialista.
El partido Baaz es un partido panárabe que cuenta con brazos en varios países árabes, pero con mayor influencia en Siria e Irak en donde asumieron el poder simultáneamente en 1963. Actualmente Turquía cuenta con el apoyo de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), además de países occidentales, entre ellos EE.UU. Este apoyo se hace manifiesto en asistencia militar e ilimitados recursos económicos para el financiamiento de grupos de mercenarios contratados en todo el mundo y coordinados por la oposición Siria y el gobierno de Damasco, con la intención de dominar la parte norte. Esto ha propiciado el destierro de millones de sirios hacia territorio turco, con los cuales Turquía hace un chantaje a Europa dando a entender que daría vía libre al tránsito de migrantes hacia ese continente si no obtiene su respaldo.
¿Qué hay en Siria?
Liliya Khusainova, periodista del Diario electrónico Rusia Today, en 2015 realizó una excelente reseña de algunos hitos que podrían explicar las motivaciones actuales de las potencias involucradas en el conflicto. Comenta Khusainova: “A finales de la década del 2000 Damasco planeaba construir dos nuevas plantas de procesamiento de gas en la zona de Palmira con un ciclo de más de 2.000 millones de metros cúbicos de gas purificado al año y en el área de Raqqa con una capacidad anual de más de 1.000 millones de metros cúbicos y más de 40.000 toneladas de gas natural licuado. No es ninguna casualidad que estas ciudades estén ahora en poder de los terroristas del Estado Islámico e incluso Raqqa fuera proclamada capital del califato”.
Continúa Khusainova: “Otro proyecto irritante para EE.UU. fue el acuerdo de 10.000 millones de dólares firmado por Irak, Irán y Siria en 2011 sobre la construcción de un gasoducto con capacidad de 110 millones de metros cúbicos de gas al día. El proyecto estaba previsto para el año 2016. Además, poco antes del estallido de la guerra, Al Assad propuso el concepto ‘Estrategia de los cuatro mares’… (que) preveía la construcción de gasoductos para conectar los mares circundantes de Siria alrededor del perímetro del Levante: el Caspio, el Mediterráneo, el mar Negro y el golfo Pérsico”.
En la práctica esto significaría la unión de Siria, Irán, Turquía y Azerbaiyán en el sistema de transporte de gas y petróleo con el único acceso al mar Mediterráneo. El proyecto suponía la participación de varias empresas rusas, pero las compañías de Europa y EE.UU. no fueron invitadas. “Otra ‘coincidencia’ -explica Khusainova- es que las principales ciudades por las que deberían haber pasado las nuevas tuberías -Homs, Damasco y Alepo- hoy también están bajo el control o asedio constante de los terroristas”.
La analista incluye, paradójicamente, a Turquía como parte de la unión en un eventual sistema de transporte de gas; pero no es de extrañar, ya que sus apreciaciones corresponden a 2015 y en 2016 se rumoraba que existía un acuerdo entre Turquía y Moscú, que le permitió accionar a las fuerzas turcas contra Isis y de paso contra los Kurdos y sus pretensiones de formar un Estado contiguo a su frontera. Es que Turquía también está en medio de las presiones de occidente y oriente; por ello, en la situación actual en la que precisa de la colaboración de la OTAN para enfrentar el avance de las fuerzas de Al-Asad, es criticado por Israel como un actor ambivalente, o lo que es lo mismo, por jugar a dos caras entre Rusia y EE.UU.
Nuevamente el telón de fondo del conflicto es el control sobre los yacimientos de petróleo y gas, su circulación y comercialización y los bloques que para tal efecto se conforman en la geopolítica mundial. Si bien Siria no tiene una importancia en la producción de crudo, sí tiene una privilegiada posición geográfica: es la salida al mar Mediterráneo y al Atlántico de las reservas de gas y petróleo de Irán, también es nodo muy relevante en el flujo comercial de los tres continentes en que ocupa una posición medular. Eso la convierte en un territorio en disputa.