
Por Betty Ciro
Desde sus inicios, la plaza de mercado ha sido el hijo indeseado de la administración del municipio de Bello. Así lo demuestran las decisiones tomadas desde hace cerca de 80 años, cuando la plaza fue desplazada del lugar que luego fue ocupado por el teatro Iris, hacia los alrededores del talego, una calle situada a tres cuadras abajo del parque, habitada por personas muy pobres, con pocas oportunidades de empleo.
Allí vivió, se reprodujo y continúa existiendo la plaza que da sustento a unas mil doscientas familias entre comerciantes, trabajadores de ellos, transportadores, campesinos de las veredas de Bello y demás personas que subsisten de un espacio tan básico como es la plaza.
Marta, Fredy, Mario, Ramón, Luis, María y muchas más personas, en un número de 156, forman el grupo de comerciantes que han recibido de sus ancestros el derecho a ganarse la vida luchando dentro de una vetusta construcción, cuyas columnas miden un metro por un metro y cuyo techo original fue construido con vigas de comino de las cuales, todavía hoy, la mayoría está firmes. Todos continúan desempeñando sus labores diarias desde las 3 de la mañana y muchas veces hasta que se oculta el sol, sin dejar de preocuparse por la actitud de la alcaldesa del momento, Adriana Salas, posesionada para terminar el período del condenado alcalde César Suárez Mira.
¿Cómo olvidar que fue esta señora Salas, cuando fungía como Secretaria de Gobierno, quien se presentó a la 1 y 45 de la madrugada de undía de noviembre de 2018, al mando de un contingente de policías con el objetivo de desalojar a los comerciantes con el pretexto del inminente peligro que corren las vidas tanto de ellos como de quienes visitan la plaza? Habíase visto jamás tal preocupación de parte de una administración municipal.
La señora Adriana Salas logró en aquella oportunidad causar grandes pérdidas a los comerciantes, toda vez que, al cerrar la plaza sin previo aviso, e impedir el ingreso durante más de un mes, la mayoría del contenido de la plaza, que es perecedero, efectivamente se descompuso y produjo olores tan fuertes, que al reabrirla, acción de tutela mediante, tardaron varios días tratando de desterrarlos.
El fallo judicial que hoy preocupa
El fallo del Juzgado 18 Administrativo de Medellín, notificado el 12 de junio de 2019, en su parte resolutiva decide “no sancionar por desacato al alcalde del municipio de Bello señor César Suárez Mira, por incumplimiento de la sentencia de la acción popular proferida el día 24 de marzo de 2011”. Según el juez, el funcionario realizó acciones tendientes a cumplir el fallo como: contratar un estudio con la Universidad Nacional para concluir que la plaza debía ser reconstruida; y un estudio con el Politécnico Jaime Isaza Cadavid para cuantificar las compensaciones que debía pagársele a los comerciantes. El juzgado considera que “no es, entonces, suficiente para sancionar que se haya inobservado el plazo concedido para la atención de la orden impartida, sino que debe probarse la renuencia, negligencia o capricho en acatarla por parte de la persona encargada de su cumplimiento”.
El contenido del segundo “resuelve” es el que más preocupa: “Requerir a la administración municipal, para que dentro de un plazo perentorio de seis (06)meses, dé cumplimiento al fallo de la acción popular, teniendo en cuenta los informes técnicos realizados, continúe con el proceso de compensaciones a los comerciantes incluidos en el censo realizado y concluya el mismo para el desalojo de la plaza de mercado, teniendo en cuenta la inminencia de un desastre y dar una solución definitiva a la problemática de la plaza de mercado del Municipio de Bello”.
Temen los comerciantes de la plaza de Bello que la señora alcaldesa encargada, Adriana Salas, aproveche su cargo y este fallo para cumplir sus deseos de desaparecer la plaza de mercado; pues, según ella, “no se torna necesario tener una plaza de mercado en el municipio, toda vez que no tiene vocación agrícola”.
¿Le torcieron la esencia al fallo de la acción popular?
El mismo Juzgado 18 Administrativo en el año 2011 en el fallo de la mencionada Acción Popular dijo: “Segundo: ordenar al municipio de Bello se sirva realizar las acciones tendientes a evitar el daño contingente, hacer cesar el peligro y o amenaza que sobre los citados derechos colectivos se cierne, realizando la adecuación de las instalaciones físicas de la plaza de mercado del municipio de Bello, en lo que a las reparaciones del techo se refiere, las cuales se harán extensivas a los cables de conducción de energía. Para el inicio de las obras de reparación se concede un plazo de 30 días, contados a partir de la notificación de la presente decisión”. (24 de marzo de 2011).
Un giro de 180 grados se observa en el reciente fallo al ordenar desalojar la plaza y compensar a los comerciantes y no realizar las adecuaciones ordenadas anteriormente. Don Jesús, trabajador de la plaza, lamenta que el municipio haya invertido grandes sumas de dinero en estudios que diagnostican lo diagnosticado, esos dineros debieron utilizarse para adecuar la plaza. También se refiere a quienes dicen que la plaza no se necesita, con la siguiente analogía: “decir que acabar con la plaza no significa gran cosa es como asegurar que el cierre de la vía al Llano no nos perjudica a nosotros”.
Mientras tanto, al recorrer la plaza, es
necesario parar para disfrutar el olor de la pulpa de maracuyá que prepara doña
Marina, o escuchar el canto de gramos, libras y kilos que doña María profiere
para que Don Mario asigne el precio. 300 gramos de brocoli, canta doña María,
1.500, dice don Mario, pero al ver la cara de asombro de Yamile, se arrepiente
y corrige: “deme, pues mil pesos, no sea que le de un infarto aquí”.
Mientras tanto, en el mural del frente del negocio de don Mario se observan las figuras y los nombres de personajes de la plaza: La bruja, Eduardo, La Rama, Vanegas, Checheno y María, la misma que canta.
Y la tumbaron los corruptos políticos de Bello.
Me gustaMe gusta